Fenadismer analiza el impacto del Brexit en el transporte por carretera entre España y Reino Unido.

Reino Unido representa en la actualidad el 4º país destinatario de las exportaciones españolas.

Tras la decisión adoptada por el pueblo británico en referéndum el pasado mes de Junio de abandonar la Unión Europea, tras más de cuarenta y tres años de permanencia, la Federación  Nacional de Asociaciones de Transporte de España (FENADISMER) ha llevado a cabo un primer análisis sobre el impacto que dicha decisión puede suponer en el futuro en el transporte por carretera que actualmente desarrollan las empresas transportistas españolas entre ambos países.

Ante todo, debe quedar claro que el resultado del referéndum no supondrá un cambio inmediato en relación con el estatus de las relaciones transnacionales del reino Unido con el resto de los Estados Miembros de la Unión Europea, ya que su eventual salida de la UE se producirá a través del procedimiento regulado en el artículo 50 del Tratado de la Unión, en el que se prevé que las necesarias negociaciones se desarrollarán durante un plazo de hasta dos años a contar desde la notificación de la intención de retirarse de la UE por parte del Reino Unido al Consejo Europeo, plazo que aún no se ha iniciado al no haberse producido aún tal notificación, y que además puede ser prorrogado de mutuo acuerdo entre ambas partes.

Una vez que el Reino Unido active el procedimiento de salida de la UE, lo que coloquialmente se ha denominado Brexit (British exit), se abrirá  un plazo de intensas negociaciones dirigidas a establecer el nuevo marco de relaciones del Reino Unido con la UE que resultará de aplicación tras la salida efectiva.

En este sentido, son tres los posibles escenarios que se viene manejando: i) un modelo de integración del Reino Unido en el Espacio Económico Europeo, de manera que tal como sucede en la actualidad con Islandia, Noruega o Liechtenstein, en el Reino Unido seguiría parte de un mercado común con los países de la UE; ii) un modelo de relaciones con la UE basadas en la celebración de convenios bilaterales preferentes casi equiparables, desde el punto de vista práctico, a la plena pertenencia al mercado interior de la UE; iii) o un modelo basado en la pertenencia del Reino Unido a la Organización Mundial del Comercio que supondría que, tal como sucede por ejemplo con Estados Unidos, las relaciones del Reino Unido con la UE se rigiesen por el marco general previsto en dicha organización, matizado, en su caso, por convenios bilaterales puntuales en aquellas cuestiones que puedan resultar de interés para ambas partes.

Desde el punto de vista del transporte por carretera, el abandono de la UE por parte del Reino Unido supone la salida del mercado único europeo, principal pilar de la Unión, dificultando el libre movimiento de personas y mercancías. Ello traería como consecuencia la derogación automática de la autorización de transporte europea (licencia comunitaria), que permite en la actualidad realizar ilimitadamente transportes entre España con Gran Bretaña, e incluso transportes de ámbito nacional por los transportistas en el país donde no están residenciados, por lo que a partir de dicha fecha sería sustituido mediante un convenio bilateral  por  un nuevo régimen de autorización para permitir el tránsito de vehículos de transporte entre la Unión europea y dicho país.

Asimismo cabe destacar que ahora mismo el Reino Unido forma parte de la Unión Aduanera, la cual establece la eliminación de las fronteras entre los países miembros con relación al transporte de todas las mercancías, de modo que los derechos de aduanas a la importación y exportación están prohibidos entre los Estados miembros. Ello supondría que,  una vez que el Reino Unido abandonase la UE, se establecerían nuevos criterios aduaneros y arancelarios tanto en la exportación como importación de mercancías, así como el restablecimiento de las fronteras de acceso entre ambos territorios.

Respecto al impacto económico que para la flota de transporte española supondría la salida del Reino Unido de la UE, debe tenerse en cuenta que España exportó el año pasado más de 4´2 millones de toneladas de mercancías por carretera, por un valor estimado de 18.231 millones de euros, e importó algo más de 2´5 millones de toneladas por un valor de 12.584 millones, resultando un superávit en nuestras balanza comercial. La reducción de las exportaciones  afectaría principalmente a los sectores del transporte de productos agroalimentarios, automoción, productos farmacéuticos y mercancía general.