• Pese a que el precio del petróleo en el mercado internacional sigue bajando, los carburantes en España siguen manteniendo invariable su precio y además totalmente alineado por las principales petroleras.
  • Uno de los beneficiados de un precio artificialmente alto del carburante, además de las petroleras, es el Gobierno que obtiene una mayor recaudación del IVA al ser un porcentaje sobre el precio final del producto.

 

Entre los efectos que está ocasionando la reducción de la movilidad de la población y de la actividad económica como consecuencia de la crisis mundial del coronavirus, cabe destacar la deflación de los precios de muchos bienes de consumo, entre ellos de forma destacada el petróleo, que pese a los intentos de los países productores que integran la OPEP por elevar su precio, éste continúa en niveles mínimos.

 

Así, es destacable el derrumbe total del precio en el mercado americano, que este lunes llegó a resultar gratuito al cotizar el índice West Texas incluso en negativo. Por su parte en Europa el crudo Brent continúa su senda bajista cotizando a precios inferiores a los de la semana pasada. Sin embargo, como ha venido denunciando FENADISMER en las últimas semanas, tan espectacular bajada del precio del petróleo a nivel internacional, sigue sin tener apenas reflejo en el precio de la gasolina y el gasóleo que se venden en España, con el agravante de que los precios  finales se encuentran perfectamente alineados por parte de las principales compañías petrolíferas que operan en España.

 

Como ya ocurrió durante la crisis económica de 2008, en esta ocasión se demuestra una vez más la voracidad empresarial mostrada por las principales compañías petrolíferas, a las que no parece importarles mucho la gravísima situación económica que atraviesa nuestro país, y que exige por todos los agentes económicos su máximo compromiso y aportación para contribuir a la salida de la actual crisis. Pero no debe olvidarse que un precio artificialmente alto no solamente beneficia a las petroleras, sino también al propio Gobierno ya que esto le permite obtener una mayor recaudación vía impuestos, no sólo por el impuesto de hidrocarburos, sino también por el Impuesto sobre el Valor Añadido, que al ser un impuesto proporcional, en concreto un 21%, cuanto más alto sea el precio final el carburante más recauda.

 

Como viene FENADISMER denunciando, esta situación de elevación artificial del precio de los carburantes está afectando de forma  importante a buena parte de la población española, al haberse recomendado que los desplazamientos a sus trabajos se realicen en estos momentos con su vehículo privado, así como a los miles de  transportistas que continúan realizando su labor tan esencial para garantizar el abastecimiento de las mercancías necesarias, por lo que no entiende cómo el Gobierno no ha procedido aún a intervenir el precio final de los carburantes en España, para que la bajada tan importante del precio del crudo beneficie a quienes más lo necesitan y están sufriendo más la crisis, como son los trabajadores y los autónomos y pequeños empresarios, y no a unos pocos privilegiados.

 

 

 

 

 

 

 


 

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